MOMENTOS VESUBIO

¿Te acuerdas de las fotos que te enseñó el maestro de historia en las que se veía el cuerpo petrificado de seres que en un segundo quedaron cubiertos por las cenizas y la lava del Vesubio?

Algún día, en medio de un suspiro, de un cuerpo abrazado, del aliento compartido, del asombro, de las carcajadas, de un baile cachondo, empapada por un beso absoluto, por una mirada cómplice, en una puesta de sol, un amanecer prodigioso, algún día y mucho otros he pensado… si éste fuera el instante en el que quedara cubierta por el fuego liquido de la inminente erupción, estaría feliz y plena.

Los Momentos Vesubio que suceden a la mitad de un suspiro, en medio de un escalofrío, en pijama con una botella de vino y la charla atropellada de las amigas de la vida que acompañan, incondicionales, los momentos más felices y los más dolorosos. Cuando cargas por primera vez a tu hijo, cuando descubres un amor tan absoluto que apenas cabe en los bordes de la piel. Los momentos Vesubio que se dan en un parque a media mañana, planeado un viaje que quizás no suceda, soñando una vida que tal vez se aplace hasta otra reencarnación, delirando en las ganas de hacer eterno lo que necesariamente es efímero.

Los momentos Vesubio se han vuelto mi mantra de vida, al menos mi intención cada mañana. Quiero compartirme con seres con los que estaría feliz de acompañar la eternidad, aunque sea carbonizada. Quiero despertar con el asombro de un orgasmo y acostarme con el agradecimiento de una charla de ésas que sólo suceden cuando se desnuda el alma, y una vez desnudos, las posibilidades sean infinitas.

No sé si algún día haga erupción un volcán que me cubra con su furia, pero estoy segura que buscaré cada instante vivir momentos en los que me quedaría feliz de ser abrasada.