NO ROBARÁS...

NO ROBARÁS…

Y, sin embargo, el beso robado a la media noche…

Y, entonces, el tiempo sustraído a las horas, que de pronto son eternas, suspendidas en ese instante.

Absoluto.

Permanente

La palabra que le hurto al poema, para convertirla en tu anhelo, en mi vientre, en quizás, tu gemido.

En tus ojos que son míos, porque me he robado tus ganas de mirar a otro lado.

Despojarle el miedo al peligro.

Y robar también el anhelo. El que aun no existe, pero es y por eso es infinito.

Saquear la cordura para convertirla en abismo,

Robarle días al destino. Y alargar la vida tornando los momentos infinitos.

Y robarle el dolor a lo que duele.

No robarás…

Y, sin embargo, si no te robo, al menos, la posible existencia, me quedo sin infinitos.

Y yo, no sé vivir sin ellos.

Robar besos. Robar miedos. Robar mañanas y noches…

Robar todo… y nada.

Jamás tus alas.

Jamás mi esencia.