LUNA LLENA DE SOLSTICIO

El día más corto del año…con su respectiva noche, la más larga. Y ahí, para entender que dentro de la oscuridad existe la luz más intensa, una luna enorme, completamente llena. Una luna luminosa que no tiene luz propia, y sin embargo, sabe deleitarse al reflejar la del Sol. Hacer nuestra la luz de quien decide compartirla, de aquel dispuesto a entregarnos por completo su reflejo, para que brillemos entonces con la intensidad de un nosotros que es siempre más brillante que el tu, o el yo. Y seguir brillando cuando ese astro desaparece

Algunos transitamos por la vida sintiendo que estamos rodeados de señales, de milagros, de la magia de un cosmos que está ahí para ser vivido con cada segundo de vida y con cada intención. Hoy, en el solsticio, la máxima luz alumbra la máxima oscuridad y nos regala, una vez más, la dualidad de la existencia que no por fascinante deja de doler.

El solsticio de invierno puede pasar desapercibido, como pasan al menor descuido los días que se vuelven años y después vidas… puede ser también un momento en el que reflexionamos el recorrido de un año que hoy se impregna de noche, de la más absoluta noche, pero que promete renacer mañana luchando por ser de nuevo día, ser de nuevo luz. Y sí… la oscuridad lastima, la noche asusta, a veces el frío de la incertidumbre cala hasta lo más profundo de la certeza y parece que jamás va a amanecer… pero hoy la vida nos regala esta luna, tan sólo hay que girar la mirada hacia ella, para entender que dentro del mas oscuro instante existe siempre la más intensa claridad.

Y… seguir andando… porque la opción sería volverse sombra y, para algunos, esa opción jamás va a existir.