ME ASOMBRA
- TAMARA TROTTNER
- 14 oct 2014
- 1 Min. de lectura
Veo la foto de un amigo de Facebook, una aurora Boereal se yergue esplendorosa y altiva detrás de unas escañeras que parecen llevar nuestra mirada hasta el centro mismo del paraíso… un milagro, comento.
Y pienso… sí, definitivamente estar presente ante una aurora boral debe de sentirse muy cerca del milagro del universo… eso y tantas tantas otras cosas.
No voy a hablar de lo obvio… tengo tres hijos que nacieron de mis entrañas siendo desde su primera vocanada de aire seres absolutamente perfectos e inigualables. De esos milagros hay más de siete mil millones en el mundo. El milagro de la vida es un hecho, y supongo que son muy pocos los que no lo entienden.
Pero en realidad estamos viviendo constantemente rodeados de milagros. Si lo entendemos como un hecho asombroso, perfecto, irrepetible… cada ser humano es un milagro.
Las olas. Cada una de ellas y todo lo que causan. Su forma de existir gracias al movimiento de la Tierra y de la Luna, la perfecta simbiosis de crear y ser creadas.
El fax. Sí, me asombra poder mandar un mensaje escrito de mi puño y letra a través del espacio para ser recibido al otro lado
Entenderan que si me asombra el fax, objeto obsoleto que a mi sigue intrigando, cuantimás me asobra estar sentada en un avión, a miles de pies de altura, llegando a China en la misma cantidad de horas que hace apenas unos años se hacia para llegar del Distrito Federal a
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