FRÁGIL

Hoy mi luna está llena de fragilidad…

Somos frágiles… soy frágil.

Descubro la fortaleza en el despertar diario a una vida que encuentro emocionante y plena, pero hay momentos que me zarandean y me dicen: no sabes hasta cuando, no sabes cómo, no sabes, en realidad, nada.

La fragilidad que hoy llena mi luna sucedió como tantas cosas, sin avisar, sin una razón aparente, de pronto me sentí mal. Y no fue nada, y pasó rápido… pero al despertar del momento me di cuenta de cuantas cosas están en las manos temblorosas de un juglar que malabarea las piezas de mi vida. La familia, los amores más profundos, la dignidad de valerme por mi misma, la belleza incluso, la digna belleza… todo está flotando en el aire y en cualquier momento puede caer.

Y no es pesimismo, ya saben que eso no se me da… es la realización estremecedora de saberme tan poco permanente.

Y es que nos gusta, al menos a mi me encanta, jugar al futuro. Practicar yoga para ser una viejita ágil, aprender idiomas para ser culto, leer mucho, trabajar con la enorme ilusión de crear algo enorme, trascendente… escribir para dejar huella, para dejar marcas en un camino que se ve largo y luminoso… un camino en el que vamos sembrando pedazos de nosotros para verlos crecer.

Y, de pronto…

Llegará un de pronto. (Espero que sea de pronto, porque es mucho peor el letargo).

Llegará y, sin embargo, sé que no puedo dejar de creer en el futuro, no puedo dejar de planear y soñar y esperar y desear… aunque haya momentos en los que mi luna se llene de fragilidad.