EN DOS MINUTOS
- Tamara Trottner
- 16 abr 2013
- 2 Min. de lectura
En la tranquilidad del día a día, cuando las horas se llenan de planes para mañana y los mañanas se llenan de infinitas posibilidades… nos sentimos inmortales e invencibles. Voy a hacer libros y voy a escribir un guión y a hacer una película…. Voy a ir a India, voy a dar clases, a tomar clases, a recibirme, a decir…
Pasan las horas que se devienen en días y en meses y en años y el futuro sigue ahí, lleno de planes y de toda la vida que queremos vivir… después, más tarde. Ahorita estoy haciendo esto, pero mañana…
Entonces prendo la radio y escucho que en Boston, una de las ciudades más tranquilas y bonitas que conozco, hubo un atentado, explotó una bomba… ahí, en medio de la ciudad en la que sé que mi hijo y sus amigos están pasando el día.
Entonces se astillan todas las posibilidades y se llena la boca del sabor ácido de una angustia que devora todo lo que toca.
A ellos no les pasó nada. A tantos otros sí… para tantos seres humanos ese segundo fue el último de su existencia, no sólo para quienes perdieron la vida, pero para los que sintieron la cercanía de la muerte, para aquellos que siguen caminando, pero han dejado de tener un propósito y ya nada, nuca será igual.
El futuro entonces se termina de golpe, y los días se llenan de horas que llevan a nada…
Mi blog, a medio escribir, en el que exlico que en la vida hay que tener una buena actitud y que de nosotros depende como tomamos los eventos que nos presenta, se queda arrugado en una esquina inservible de la computadora. Porque hay acontecimientos que nos rebasan y hay dolores que aprietan como una enorme boa que no deja de estrujar.
Durante dos minutos pudo haber sido el final de mi vida como la conozco, especialmente como la sueño… durante dos minutos se paralizó mi optimismo, se empañó mi pasión, se difuminaron y escurrieron las miles y miles de palabras que escribo, que digo a viva voz a quienes quieren escucharme… durante dos minutos se interrumpió mi aliento.
Ahora respiro. Inhalo y exhalo con el profundo agradecimiento de poder hacerlo. También con un dejo de culpa, porque hay tantos otros que no tienen esa opción.
Hoy necesariamente tengo que decir que sí… que la opción, la única es vivir la vida intensamente, apasionados con cada minuto, con cada evento… que debemos lanzarnos a conquistar nuestros sueños, y que siempre hay que buscar la luz… pero hoy lo digo con una astilla clavada en la garganta…..
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